Yo creo que un empate entre los coleguillas ciclistas y el Viento Siberiano de este Domingo 13 de Diciembre de 2009, es lo más justo, pues acabamos la etapa, sí, pero bastante "reventadillos", y no lo digo sólo por mi rueda trasera. Así, a las 10:15 de la mañana me encontraba con mi primo Marcelo y Coqui en el Campo de Fútbol de Porto do Son para, inmediatamente, continuar los tres la ascensión hasta Raña, a muy buen ritmo, el que impusieron ellos, por que yo ya me dí cuenta muy pronto que en tres semanas sin hacer nada se me había ido la forma y hoy tocaba sufrir. Excepto los dos últimos kms hasta Raña estuvimos bastante protegidos del viento, lo que nos ayudó a que llegásemos a la hora acordada con el resto de la expedición, que llegó a los 5 minutos en coche, Nacho y Dardo. A las 11:15 salíamos de Raña en dirección a Iroite acompañados de tres ciclistas del Club Sonense Sonbiker que a los 3 kms se cansaron de luchar contra el viento y cogieron un descenso hacia la aldea de Calo en Nebra. Proseguimos la ruta con los pies y las manos heladas hasta que a la altura de A Graña cambiamos la dirección de la ruta hacia el Sur, encontrándonos con dos bikers de Merelle que se sorprendieron de nuestra indumentaria más veraniega que invernal, y de los que nos separamos en la conexión con la Ruta de las Mámoas en los Chans do Barbanza o Chan da Cociña. Aquí comenzó el goce y el disfrute, pues protegidos del viento y con el sol de cara comenzamos a enlazar estrechos senderos de hierba y barro, descensos técnicos repletos de piedras y continuas charcas y arroyos en lo que parecía más un circuito de ciclocross.
Para afrontar tanta agua al comienzo de la ruta me pertreche con un pantalón de plástico y dos bolsas de plástico en los pies que salvando la cutredad del remedio me valieron para no esquivar ni una charca y atravesar todos los arroyos sin empaparme los pies y mantenerlos calientes hasta el final. El disfraz era muy cutre, lo reconozco, pero gocé como un enano mientras los demás esquivab
an hasta la ínfima micción de una mosca. En cuanto a remedios contra el agua, tengo que hacer una mención especial a Coqui y sus revolucionarios escarpines de neopreno sobre bota que hasta ahora se lleva la palma a Bricolaje del año y que será objeto de un reportaje especial. Acabamos la ruta de las Mámoas en territorio pobrense, tras arreglar un pinchazo en la bici de Marcelo (algunos tomaron nota de la clase práctica y también de unas nociones básicas de orientación, je, je) y continuamos hasta la Curota en dónde las vistas eran menos protagonistas que el viento huracanado. Nos sacamos un par de fotos rápidas y partim
os de vuelta a Raña. El viento movía los coches aparcados, nosotros circulábamos inclinados para hacer contrapeso al viento y aún así pudo con Coqui, tirándolo a la cuneta sin consecuencias. En dirección ya a Raña, por el sendero sobre el valle de Ribasieira y luchando continuamente contra el viento, en una zanja, el que suscribe, pega un llantazo reventando el neumático trasero que cambiamos en el momento y que me permitió llegar a Raña, reventando nuevamente entre la aldea de Godón (para más Godienda) y la aldea de Sendia, en un descenso que ya no pudimos disfrutar como quisiéramos. Ese ya no lo arreglé, llamé a Nacho que había cogido su coche en Raña y me esperó en Sendia mientras yo caminaba un kilometro y pico hasta su encuentro. Los otros tres aventureros, famélicos y cansados, como Nacho y yo, tras aproximadamente 45 kms regresaron a sus dulces hogares por asfalto, eran las 2 y media de la tarde. Una bonita aventura, dura por el viento y el frío, provechosa por el esfuerzo, la compañía y las charcas. En definitiva, otro día no perdido en la tediosa comodidad del salón de nuestras casas.
Jose Santos.
Pd.: Leed el comentario de Dardo sobre la ruta, digno del Club de la Comedia. Graciosísimo.