El mar estaba en calma casi total y la visibilidad era buena, asi que pasando por alto las zonas archiconocidas y los bajos y piedras mil veces revisados me propuse aprovechar la bajamar para intentar pescar en zonas profundas en dónde nunca había provado antes. Descubrí unos petones con una apariencia perfecta para esconder grandes piezas y así fué. A unos 15 metros de profundidad hize, en una bajada profunda, la pesca de este Pinto que pesó 2,4 kilos y que se acababa de comer una nécora que luego se sacó de su estómago. No tuvo dificultad alguna más que la de haber llegado a esa profundidad sin apenas entrenamiento. No lo ví desde la superficie, si no cuando ya llegaba al fondo y lejos de asustarse, coger distancia o, al menos mostrarse algo cauteloso, el gran pez permaneció tranquilo, casi inmóvil y observándome sin temor alguno a poco más de dos metros y medio. Un tiro imposible de fallar.
Pienso que casi es más fácil pescar a esa profundidad que a menos, pues los peces son menos cautelosos, el caso es llegar a esa profundidad con garantías.
Continué pescando en esa zona y cayeron además un par de maragotas, una pancha, un sargo de un kilo y un pez ballesta de kilo y medio. Salí del agua corriendo por que tenía que asistir en Noia a un evento. Una horita y media, bien aprovechada.
Un saludo.
Jose Santos.