Hoy, que no se planeó ninguna salida en bici (Jose Romero se fué a surfear con la novia) y que el mar estaba como un plato, cogí los bártulos y me fuí a pescar. Era tarde ya cuando salí de casa, a las 5 de la tarde más o menos, con lo cuál la de hoy fué una salida relámpago. Me fuí a Canido en Baroña y cuando llegué al mar, ya salían dos pescasub del agua. Estaría cerca de hora y media en el agua, hasta que el sol se acercaba a su ocaso.
La historia de la pesca del Pintazo no tiene ningún tinte de heroicidad. Llevaba un pulpo de kilo y medio y tres maragotas y un pinto de un kilo más o menos cada uno. El agua turbia y una corriente sur-norte importante hicieron que no me atreviera con demasiada profundidad, sobretodo tras el parón de esta temporada. Llegué por casualidad a un bajo a unos cinco metros en dónde vi vida. En una grieta ancha se movían pintos, maragotas, serranes, doncellas...iban y venían y me dió buen palpito. Hago una espera silenciosa y se me ponen a tiro varias piezas de kilo... pero me resisto a disparar hasta agotar la apnea. Presentí que algo bueno podía aparecer y, aparece por mi izquierda el "animal". Tuve tal descarga de adrenalina al verlo que se me aceleró el corazón a 180 pulsaciones agotándoseme el aire y teniendo que subir a por oxígeno. Ante tan precipitada subida vi como el Pinto cauteloso (nunca hay que perderlo de vista) se metió en otra cueva cercana. Hiperventilo como alma que lleva el diablo y me sumerjo dirigiéndome hacia la cueva, boca abajo y con el fusil preparado meto la cabeza en la cueva y veo tres o cuatro sombras entrecruzándose, pienso: - ¿Dónde está este mastodonte?. No aparecía, hasta que veo como se apartan los otros y aparece dirigiéndose a mi el Leviatán. Se para, nos observamos unos segundos y espero a que se gire un poco...(Tenía miedo de no atravesarlo bien y de que con un par de coletazos tremendos se desgarrara). Entonces se giró un poco y ... ¡zas! Sólo deciros que después de esto no pesqué nada más, todo me parecía muy pequeño.