Regreso a la tierra. Entrada 2.

Confieso que no soy un bloguero disciplinado, pero a partir de ahora os iré contando de vez en cuando como me ha ido en mis salidas y más cosas. En primer lugar, ya no estoy en Madrid, a 600 kilómetros de mi mar, sino que estoy en Galicia, y ello implica que las jornadas de pesca son ya, más o menos, frecuentes.

Como resumen de este verano os contaré que las diversas salidas que hice, más o menos unas ocho o diez, estuvieron marcadas, en general, por el buen clima, la buena mar, la buena temperatura y la poca visibilidad del agua, la poca variedad de especies (muchos lábridos y ballestas pero pocos pulpos y sargos y nada de lubinas). Como anécdotas, primero, la captura de una serviola de kilo y medio entre un banco de ballestas en la Filgueira y a unos 4 metros de profundidad, que indica que algo está pasando con la temperatura del mar; como segunda anécdota, en Canido y con muy poca visibilidad tras una bajada infructuosa a una profundidad de nueve o diez metros, algo enorme pasa muy despacio un par de metros por debajo de mi, ¡menudo susto que me dio el arroás!. La captura más bonita fue la de un congrio en Con de Xío a unos 14-15 metros de profundidad.

Nada más por hoy. El próximo día un resumen menos breve que este de lo que va de otoño que ha sido sin duda muy fructífero en capturas y experiencias.